martes, 13 de agosto de 2013

El chucho o águila de mar Myliobatis goodei

Buceo-uruguay
Chucho nadando por los fondos de la playa del faro de La Paloma. Foto: Mario Demicheli

Como todas las rayas, pertenecen a la clase de los condrictios (junto con los tiburones), tienen una distribución muy amplia en América, encontrándose desde mares tropicales hasta templados, apareciendo desde Estados Unidos hasta Argentina. Habitan en los fondos desde 1 metro de profundidad hasta los 130 metros y toleran muy bien diferentes salinidades, por lo que se encuentran tanto en lugares estuarinos (como el Río de la Plata) como marinos.
Tienen la forma característica achatada de todas las rayas, los bordes de sus aletas son agudos. Tienen una pequeña aleta dorsal y dos pélvicas en la base de la cola. También en la parte superior de esta zona tiene una espina larga y quebradiza. Tienen color marrón en la parte superior y blanco en el vientre. La cola es rígida y muy fina. Pueden llegar hasta los 125 centímetros de largo en los machos, pero el tamaño más habitual es de unos 80 centímetros. Respecto a la reproducción son ovovivíparas. 


Buceo-uruguay
Foto: Mario Demicheli


Viven asociadas al fondo, alimentándose de cangrejos, moluscos, poliquetos y otros invertebrados, los cuales muelen con sus placas dentales, que actúan mas como muelas de un molino que como los dientes de otros animales. De hecho su nombre Mylobatis refiere a esta característica (Mylo viene del griego "Muela de molino" y batis significa "raya"). Pueden enterrarse y dejar afuera solo la parte elevada de su cabeza y sus espiráculos para respirar.
No son agresivas en absoluto, por lo que se consideran inofensivas para el humano, sin embargo la espina que tienen en la base de la cola puede provocar heridas que se infectan fácilmente (y duelen mucho según los que las sufrieron) cuando se las manipula si se pesca o si accidentalmente pisamos una en la playa. Generalmente bajo el agua se escapan nadando rápidamente si uno se acerca mucho. 
No son una especie de interés culinario, y a menudo los pescadores les cortan la cola y las devuelven al mar, pensando que las rayas se defienden dando latigazos con esta. Supongo que por eso alguna vez me tocó ver nadando algunos ejemplares sin cola.


Fuentes consultadas: 




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